El antes

Friday, March 24, 2006

 

AEUN Retrospectiva

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Promoción del centenario 1963-1967

Por Alcides Gómez Jiménez - Bogotá, noviembre 10 de 2007

La Universidad Nacional fue fundada en 1867 y al celebrar sus 140 años de fecunda existencia nos vemos involucrados por habernos correspondido ser la promoción del centenario, aquella que inició sus estudios en 1963 y egresó en 1967. Estas breves palabras tan solo anticipan el deseo de dar paso cuanto antes en esta reunión, a respuestas de fondo a las preguntas cotidianas de rigor: ¿Cómo estás?, ¿Qué has hecho?

En 40 años uno hace un viaje a través del tiempo, inclusive sin haberse movido del lugar y simultáneamente el tiempo hace un viaje a través de nosotros. Por supuesto, no me refiero al tiempo cronológico sino a la trascendencia social de eventos históricos y a la significación personal de ciertos hechos en el tiempo.

El común de la gente, cuando ha dejado de verse por algún tiempo, cree halagar al otro con la socorrida expresión, no has cambiado nada!, sin haber comprendido que lo importante es otro tipo de cambio, al que se refería Bertold Brecht en un breve relato de uno de sus Cuentos de Almanaque. Contaba el dramaturgo alemán que una vez, luego de cuarenta años sin verse, se encontraron el señor M y el señor K y el señor M dijo al señor K: Estás igualito!, entonces el señor K palideció!

Cuando iniciamos nuestros estudios de Economía en 1963, el ejercicio de esta nueva profesión, apenas iniciada en el país en la década anterior, era una promesa, se dieron condiciones para su surgimiento, en palabras de un historiador “El crecimiento y complejidad de funciones económicas del Estado trajo a escena al economista-administrador, o “economista joven”, nuevo profeta que discretamente fue desalojando al político-abogado. En la medida en que la economía colombiana pudo modelarse con métodos matemáticos, encarnó esa supuesta neutralidad ideológica, esencial en un régimen que había proscrito la controversia. En el imaginario colectivo el economista joven emergió como el portador de lo “moderno” (Palacios, M. 1996, p. 244)[1].

A finales de nuestro primer año de estudios, en el país se discutía acerca de cómo la devaluación masiva de la tasa nominal de cambio, del orden del 34% en noviembre de 1962, era ya un buen ejemplo de libro de texto, acerca de cómo no hacer una devaluación (Botero, R., 2005, 20)[2] por la “explosión inflacionaria” a que dio lugar, con aumento del costo de vida por encima del 35% entre el tercer trimestre de 1962 e igual período del año siguiente (Díaz-Alejandro, Carlos, 2003, p. 313-314) [3] y porque la tasa de cambio efectiva, aplicable a las exportaciones no tradicionales, resultaba inferior en 13% en 1963 a la tasa de cambio de 1962, contrario al propósito inicial.

Cuando cursamos nuestro último año se diseñó una arquitectura de política cambiaria y de comercio exterior, recogida en el Decreto-Ley 444 de 1967 más conocido como el estatuto cambiario, el cual introdujo la devaluación a cuenta gotas y la institucionalidad para la política de sustitución de exportaciones como complemento de la política de industrialización por sustitución de importaciones. Este Decreto 444 se mantuvo hasta 1991.

Algunos de nuestros compañeros han periodizado y caracterizado las distintas etapas del proceso de acumulación de capital en la segunda mitad del siglo pasado (Misas, G., 2002)[4]. Luego del período de expansión acelerada de la ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones) entre 1950 y 1970, tuvimos una larga transición con cuestionamiento del modelo ISI y con avances hacia el nuevo modelo de apertura a la economía internacional y retrocesos coyunturales hacia algunos instrumentos de la ISI, en algunos años de los ochenta a propósito de las políticas de ajuste que sobrevinieron con la crisis de la deuda externa.

Finalmente, desde los noventa con el Plan de La Revolución Pacífica de la Administración Gaviria, la economía colombiana participa del primero y segundo decálogo del llamado Consenso de Washington, como es entendida y aplicada la globalización por la élite en el poder.

Como es usual entre los economistas, las posiciones en torno al proceso económico colombiano son diversas. Así por ejemplo, José Antonio Ocampo, al agregar un último y nuevo capítulo a su célebre “historia Económica de Colombia” [5] en 2007, lo titula de una manera muy particular, “La búsqueda, larga e inconclusa, de un nuevo modelo (1981-2006)”, quizá más como aspiración y deseo del modelo que requiere el país en el contexto de la “reestructuración productiva” pregonada por la CEPAL.

Si nos parecen fuertes los cambios en el panorama nacional, estos si que lo fueron en el plano internacional. Recordemos las transformaciones en el contexto mundial en otros ámbitos que finalmente repercutieron en lo económico.

Así, cuando finalizábamos nuestro primer año, fue asesinado el Presidente Kennedy y el giro desde entonces de la política exterior de los EUA fue radical, con intensificación de la guerra fría desde 1964: en Asia, bombardeos masivos a Viet Nam del Norte, desde 1965 intervenciones militares en América Latina, empezando con la invasión a República Dominicana en 1965, para derrocar al presidente Juan Bosh, elegido democráticamente.

En el plano económico, apenas nos estrenábamos como economistas jóvenes, cuando el régimen “fordista” de acumulación de capital entraba en una gran crisis a finales de los sesenta, los EUA conocían una profunda crisis de productividad frente a los otros dos bloques de la tríada capitalista, la Unión Europea y los países del extremo oriente con Japón como centro. En el corto plazo los EUA reaccionaron con devaluaciones masivas del dólar frente al Yen japonés, al Marco alemán y al Franco francés y sobre todo con el abandono del patrón oro-dólar, vigente desde los acuerdos de Breton-Woods, cuando terminaba la segunda guerra mundial y hubo desde comienzos de los setenta la adopción de una tasa de cambio flotante para el dólar.

Con la crisis, los precios del petróleo se cuadruplicaron entre 1973-1974. El reciclaje de estos petrodólares en las economías del centro del sistema mundo capitalista finalmente también buscarían colocación en los países en desarrollo en la segunda mitad de los setenta y estarían al origen de la llamada crisis de la deuda externa en la primera mitad de los ochenta, ante la moratoria, primero de México en 1982, seguida de Venezuela en 1983 y luego por el resto de países en desarrollo, según la expresión eufemística de las Naciones Unidas.

Presenciamos el final del corto siglo XX, según la expresión ya consagrada (Hobsbawm, E., 1998, 238) [6], siglo corto que estuvo enmarcado por el nacimiento de la revolución rusa en 1917 y por su desintegración con la caída del muro de Berlín en 1989 y por la liquidación de la Unión Soviética en 1991.

En otro plano, desde los años setenta, la llamada revolución en las Tecnologías de la información y las Comunicaciones –TIC’s- crearían la plataforma tecnológica con base en la microelectrónica para el surgimiento de un nuevo régimen de acumulación de capital conocido como “Toyotismo”, para continuar con la metáfora de la industria automotriz. De la producción en masa y estandarizada en la línea de producción, se pudo pasar a una producción flexible, para mercados también flexibles y por supuesto con flexibilización laboral.

El procesamiento de la información en tiempo real abrió paso a nuevas formas de gestión, con minimización de tiempos muertos en los procesos de producción, con eliminación de esa carga onerosa para los costos, representada por los inventarios y todo ello gracias a la introducción de las “tecnologías blandas” en la gestión de las organizaciones, para finalmente lograr la “producción justo a tiempo”.

Recordemos el surgimiento del Internet en 1971 para uso militar exclusivamente en un principio, luego su extensión para uso de la comunidad científica y finalmente la masificación para todo tipo de usuarios, desde 1991. En ese mismo año de 1971 se inventó el microprocesador, clave en la expansión de la microelectrónica y así se inventó en 1975 el microcomputador y el primero que gozó de éxito comercial fue el Apple II, presentado en abril de 1977 (Castells, M., 1997, pp. 85-86) [7].

Estas nuevas tecnologías han tenido un carácter estratégico como apoyo informático para la industria desde el sector servicios de alta productividad y conocidas como ramas de actividad postindustrial (Aoyama, Y. y M. Castells, 2002) [8]

Curiosamente el registro de los datos del desempeño económico se centra en los resultados y suele pasar por alto las transformaciones estructurales que toman las organizaciones en períodos de crisis y que dan cuenta de los resultados obtenidos. El registro económico, siempre va con rezago respecto a los procesos reales que explican los resultados, siempre van post festum.

Después de la fase ascendente del ciclo económico que se iniciara desde comienzos de los noventa, es incierto el nuevo rumbo, bien contractivo y arrastrado por una severa crisis de la economía de los EUA, con manifestación inicial en la crisis hipotecaria, donde la potencia hegemónica es deudora con el resto del mundo en 800 mil millones de dólares, representados en Títulos del Tesoro y su principal acreedor es China, tenedora de dos tercios de tales Títulos.

Pero es igualmente probable que ocurra una recuperación, retomando la economía norteamericana una senda de crecimiento económico apoyada en la “reestructuración productiva” de la ‘nueva economía’. En conclusión, como ya se sabe, si para algo somos buenos los economistas, es para predecir el pasado!

Con esa salvedad, advirtamos que el siglo XXI será el escenario de una bifurcación histórica de primera magnitud, que posiblemente verán nuestros nietos: la larga disputa por el liderazgo de un nuevo hegemón ó la eclosión de un nuevo modo de producción social surgido del seno de las sociedades más maduras del sistema mundo capitalista, como no se había visto en los últimos 500 años, conforme a reflexiones contemporáneas audaces en las ciencias sociales históricas (Wallerstein, I., 2005, p. 105 y ss.) [9]

Con relación al paso del tiempo por nosotros, indudablemente resultan más apasionantes las múltiples y variopintas vivencias del viaje que emprendimos hace 40 años quienes hoy nos reunimos aquí, ávidos de contar la rica experiencia vivida a partir de nuestro egreso al finalizar 1967. Espero que para todos apliquen los magistrales versos del poeta de Alejandría. Recordemos pues, el poema de Kavafis, Itaca, que dice así:

ITACA (1894)
Cuando partas hacia Itaca
pide que tu camino sea largo
y rico en aventuras y conocimientos.

A Lestrigones, Cíclopes
Y furioso Poseidón no temas,
en tu camino no los encontrarás
mientras en alto mantengas tu pensamiento,
mientras una extraña sensación
invada tu espíritu y tu cuerpo.

A Lestrigones, Cíclopes
Y fiero Poseidón no encontrarás
Si no los llevas en tu alma,
Si no es tu alma que ante ti los pone.

Pide que tu camino sea largo,
que muchas mañanas de verano hayan en tu ruta
cuando con placer, con alegría
arribes a puertos nunca vistos.

Detente en los mercados fenicios
para comprar finos objetos:
madreperla y coral, ámbar y ébano,
sensuales perfumes, -tanto como puedas-
y visita numerosas ciudades egipcias
para aprender de sus sabios.

Lleva a Itaca siempre en tu pensamiento,
llegar a ella es tu destino.

no apresures el viaje,
mejor que dure muchos años
y viejo seas cuando a ella llegues,
rico con lo que has ganado en el camino
sin esperar que Itaca te recompense.

A Itaca debes el maravilloso viaje,
sin ella no habrías emprendido el camino
y ahora nada tiene para ofrecerte,
si pobre la encuentras, Itaca no te engañó.

Hoy que eres sabio, y en experiencias, rico,
comprendes que significan las Itacas.

Constantino Kavafis (1988, pp. 32-33) [10]

El puerto del cual partimos fue la Universidad Nacional y desde entonces nuestra experiencia vital la hemos hecho en la universidad de la vida, la única donde uno se gradúa sin hacer pregrados ni maestrías y menos doctorados, ni encumbrados estudios postdoc.

Ni siquiera se requieren méritos propios para ingresar a esa noble institución del abuelazgo que nos permite comprender el papel del hilo en la trama de la vida!

Para terminar, quiero sumar mi voz y agradecer a los compañeros que con tesón y superando innumerables dificultades, hicieron posible este encuentro y también agradezco el que hayan escogido mi nombre para dirigir estas palabras iniciales en la apertura de nuestra reunión. Esta escogencia me enaltece y en lugar de un torpe final, quiero participarles de las palabras de Serrat para sus amigos en una ocasión muy significativa para él:

“Esta distinción es el fruto de algo tan simple y preciado como el cariño. Así lo entiendo y lo agradezco. Si para algo vale la pena vivir es para querer y ser querido. Es lo que mueve mis pasos.

Probablemente, a lo largo de mi vida no haya hecho otra cosa que lo que estoy tratando de hacer ahora mismo: que me quieran mis amigos. Y tener cada vez más. Que es la única acumulación que merece la pena en la vida y por la que no se pagan impuestos. Muchas gracias” (Serrat, J.M., 2007) [11].
Notas
[1] Palacios, Marco, “Entre la legitimidad y la violencia. Colombia 1875-1994”, Grupo Editorial Norma, Vitral, Bogotá, 1995, 386 pp.
[2] Botero, Rodrigo, 2005, “Una nota sobre la tecnocracia colombiana”, 1970-2005, 35 Años Fedesarrollo, en revista Coyuntura Económica, vol. XXXV N° 2, Segundo semestre, Bogotá, 370 pp.
[3] Díaz-Alejandro, Carlos F., 2003, “Regímenes de comercio exterior y desarrollo económico: Colombia”, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 428 pp.
[4] Misas, Gabriel, 2002, “La ruptura de los 90: del gradualismo al colapso”, 2002, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, 318 pp.
[5] Ocampo, José Antonio, Compilador, “Historia Económica de Colombia”, 2007, edición revisada y actualizada, Planeta-Fedesarrollo, Bogotá, 440 pp.
[6] Hobsbawm, Eric, 1998, “El presente como historia”, en Sobre la Historia, Crítica, Grijalbo Mondadori, Barcelona, 298 pp.
[7] Castells, Manuel, 1997, “La era de la información: economía, sociedad, cultura”, Volumen 1, La sociedad red”, Alianza Editorial, Madrid, Segunda edición 2000 (primera reimpresión: 2001 (enero).
[8] Aoyama, Yuco y Manuel Castells, 2002, “An empirical assesment of the informational society: employment and occupational structures of G-7 countries, 1920-2000”, International Labour Review, Vol. 141, N° 1-2, ILO, Géneve, pp. 123-159.
[9] Wallerstein, Immanuel, 2005, “Análisis de Sistemas-Mundo. Una Introducción”, Siglo XXI Editores, México, 156 pp.
[10] Kavafis, Constantino, 1988, Antología Poética. Traducción del griego y Prólogo por Harold Alvarado Tenorio, Editorial Tiempo Presente, Bogotá, Tercera edici’onedición, 104 pp.
[11] Serrat, Joan Manuel, 2007, palabras con motivo del otorgamiento del Doctorado Honoris Causa en la Universidad complutensecomplutenseComplutense de Madrid en marzo 15 de 2007.
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Miembros del Comité Gestor 2005
Raul Alameda O, Secretario perpetuo. Academia Colombiana Ciencias Económicas
Clara Elsa Villalba de Sandoval, Consultora de FINES
Beethoven Herrera, Asesor de Bienestar. Facultad de Ciencias Económicas UN.
Astrid Martinez, Gerente de Transmilenio
Alcides Gómez Jiménez, Investigador de Ciencias Sociales U. Externado
Julia García Pulido, Decana de Ciencias Económicas de la FULL
Jorge Humberto Granados, Investigador de Corpoica
Clara Stella Juliao, Directora de Trabajo Social de U Minuto de Dios
Jaime Ernesto Lozano M., Director Investigaciones Instituto Grancolombiano
Alberto Orgulloso Martínez, Director Programa Desarrollo – Viva la Ciudadanía Oscar Moreno, Profesional del IDU
Manuel González, Docente Uniminuto
Yezid Soler B, Director de la Corporación Iberoamericana de Multiservicios


DIEZ GRANDES PROPÓSITOS O EL DEBER-SER DE LA AEUN

Por Jorge Granados

1. Restaurar, redinamizar la AEUN, tanto formalmente, como lo que es más importante, en sus actividades y proyectos que expresen la diversidad del pensamiento económico y social de la facultad y sus egresados.

2. Recuperar, proyectar y enriquecer los valores de análisis creativo de la economía política, en torno a las ideas acerca del rol de la economía en la sociedad, por la gobernabilidad y el desarrollo económico, social y cultural con equidad, inclusión y sostenibilidad.

3. Afianzar la visibilidad del pensamiento económico-político y clarificar, organizada y sistemáticamente, la responsabilidad social de la Universidad y de sus egresados, en los ámbitos, social, político-económico y humanista del país.

4. Mejorar la capacidad de generación y prestación de servicios de investigación, consultoría, publicaciones, foros y debates, en alianza con la facultad y los Centros de Investigación de la U.N.

5. Cooperar en el establecimiento de una infraestructura de base para la publicación y difusión de trabajos, investigaciones, ensayos y documentos producidos por los egresados.

6. Dotar de un puente de comunicación y enlace estratégico, entre la Facultad, la Universidad, la AEXUN, los estudiantes y académicos para contribuir a la unidad de propósitos e intereses y a la potenciación de las capacidades y talentos de la comunidad de la facultad y de la U.N.

7. Servir de foro y canal de expresión, construcción, y toma de posiciones consensuadas de parte de los egresados, sobre los problemas y retos que afronta la sociedad colombiana.

8. Fortalecer, restaurar y consolidar alianzas con los medios académico-científicos, las organizaciones sociales y los grupos gremiales.

9. Contribuir a la generación y consolidación de oportunidades laborales y de ocupación profesional para los egresados.

10. Cooperar en la formación y consolidación de la unidad gremial, social y cultural, de los asociados egresados, y entre estos y los estamentos básicos de la Facultad y la Universidad.

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